EL INFIERNO DE LA EDAD MEDIA-1*.

“ Y se cernió sobre nosotros una densa oscuridad” Estas palabras resuenan como un lugubre presentimiento del destino de su pueblo. Y todavía pesarían más sobre los siglos venideros que lo que imaginaba Samuel Ben Jehudáh cuando las escribió en el año 1096.

Con la Primera Cruzada como cobertura sangrienta, comenzaron para los judíos de Europa largos años de terror y persecuciones, más amargos que nunca. Comenzó un camino de dolor y conduciría a su degradación social y a su humillación como hombres, y que dejó entre sus miembros y en su ambiente huellas tan profundas que influyeron más allá de la oscura Edad Media, hasta la época moderna.

Hacia fines del siglo XI, las noticias que llegaban oriente causaron una fuerte excitación en los cristianos de Europa. Peregrinos llegado de palestina difundieron la noticia de que los musulmanes habían profanado y ultrajado la tumba de Cristo y otros lugares santos. La respuestas de los cristianos fue un llamamiento para una cruzada: en el concilio de Clermont, el 26 de noviembre de 1095, el papa Urbano II invita a príncipes y nobles a la liberación de Jerusalén - “el centro de la tierra y el segundo paraíso” de manos de los infieles. A todos los que tomaron parte en esta cruzada les prometía el perdón de los pecados.

Rara vez un discurso ha tenido consecuencias tan extraordinarias y de mayor alcance. Un delirio se apodera de pueblos enteros hombres maduros y jóvenes de todos los estamentos sociales se ponen en camino miles y miles de ellos abandonan familia casa y pueblo, se cosen el signo de la cruz en sus vestidos y parecen todos tener una sola idea en la mente, tomar parte la guerra contra los infieles.

A los caballeros que parten soñando con alcanzar fama en la guerra, se juntan hombres plebeyos que ven en la guerra en lejanos países la oportunidad de deshacerse de la servidumbre y las cargas que pesa sobre ellos. A las huestes de los creyentes fanáticos se unen aventureros y caballeros de industria atraídos por las riquezas de lejano oriente y gente de mala ralea afanosa de botín, ladrones, vagabundos y prostitutas. Ya a principios de de la año 1095 se reúne el primer gran ejército de Cruzados.

Pero antes de que sus jefes el duque Godofredo de Bouillon de Lorena y el duque Roberto de Normandía consigan organizarlo y equiparlo, grupos aislados empiezan por propia iniciativa y en el propio país una Cruzada totalmente diferente: se ensañan contra los judíos saqueando y asesinando.“Se levantó una gentuzaa implacable feroz y desenfrenada mezcla de franceses y alemanes” escribe un cronista judío de la época. Al pasar por ciudades que albergaban un núcleo de población judía, se decían unos a otros: Ahora partimos para vengarnos de los Ismaelitas, pero aquí ataquemos ya a los judíos cuyos antepasados crucificaron a nuestro Redentor. ¡Venguemonos pues primero en ellos! Que el nombre que nombre de Israel sea exterminado si no se hace iguales a nosotros y no quieren reconocer al Mesías, Jesucristo”. El concepto de “deicidio” existente desde siglo cuarto empezó a ejercer su influencia fatal.

Prédica de la Primera Cruzada por Urbano II en el Concilio de Clermont, según una ilustración de Gustave Doré.

Masacre de Judíos durante la primera cruzada (Biblia del siglo XIII).

La comunidad de Ruán en Normandía fue la primera víctima. Los cruzados arrastraron a los judíos a la iglesia y mataron a todos los que se negaron a ser bautizados la misma suerte sufrieron las comunidades de algunas otras ciudades francesas. Desde Francia los cruzados irregulares atravesaron Flandes llegar hasta la región del Rin la señal del alarma corría ante ello. Los judíos de Maguncia enviaron mensajeros a su protector imperial para pedir ayuda. Enrique IV, que en aquel momento se encontraba en Italia ordenó que todos los nobles y obispos protegieran a los judíos, pero el emperador no tenía poder suficiente y sus palabras resonaron en el vacio. Cuando las bandas de Cruzados pasaron por el Rin, a principios de 1096 ladesgracia se cernio sobre los judíos alemanes.

Los “guerreros de Cristo” asaltaron y asesinaron durante 3 meses. La primera víctima es Espira que recientemente habia recibido personalmente del emperador el privilegio y la garantia de protección. El 3 de mayo - un sábado – los Cruzados seguidos por cristianos de la ciudad atacan a los ciudadanos judíos. Once hombres que se resiste a ser bautizado son muertos pero cuando la plebe penetran en la sinagoga en la que se habían refugiado numerosos judíos, gente armada del obispo Juan entra en acción y se restablece el orden. Como castigo el obispo manda a cortar el brazo a alguno de los agitadores de la ciudad y a los judíos les ofrece asilo y refugio en su propio palacio.

Al saber las noticias de los a sucesos ocurridos en Espira un grupo de judíos de Worms se atrinchera en el palacio del obispo Adalberto, sin embargo la mayoría permanece en sus casas. Cuando los cruzados aparecen empieza a correr súbitamente un rumor de boca en boca “los judíos han asesinado a un cristiano”. El 18 de mayo se desata el saqueo y el asesinato asesinato, las familias judía son muertas en sus propias casas, y en las sinagogas los rollos de la torá son destruidos.

Fueron muy pocos los que se dejaron bautizar a la fuerza. Muchos de ellos se dieron muerte así mismos, y muchas madres dieron muerte primero sus hijos antes de matarse ellas, Su ultima oración era: “Escucha Israel, nuestro Dios es el único”.

05-01-2013

Fuentes y referencias:

*Werner Keller, Historia del pueblo judío (II). Ed. SARPE, 1985

* JewishEncyclopedia

(First and Second Crusades) Neubauer and Stern, Hebräische Berichte über die Judenverfolgungen Während der Krcuzzüge, Berlin, 1892;

Salfeld, Das Martyrologium des Nürnberger Memorbuches;

(Third Crusade) Jacobs, Jews of Angevin England, pp. 99, 134, 385-392. The above account follows mainly Aronius, Regesten, pp. 78-94, 104-116, in preference to Grätz, Gesch. vi. 82-95.

Terry Jones and Alan Ereira, Crusades (New York: Facts on File Inc., 1995), p. 28; Arno Mayer, Why Did the Heavens Not Darken? The”Final Solution” in History (New York: Pantheon Books, 1988), p. 226; James Carroll, Constantine’s Sword: The Church and the Jews (Boston: Houghton Mifflin, 2001), p. 248.

“The Chronicle of Solomon bar Simson,” in Shlomo Eidelberg, The Jews and the Crusaders: The Hebrew Chronicles of the First and Second Crusades (Madison: University of Wisconsin Press, 1977), p. 22.

“Mainz Anonymous” in Eidelberg, p. 100.

“The Chronicle of Solomon bar Simson,” p. 34.

Robert Chazan, In the Year 1096: the First Crusade and the Jews (Philadelphia: Jerusalem Publication Society, 1996), p. 55.

August C. Krey, The First Crusade: the Accounts of Eye-Witnesses and Participants (Princeton: Princeton University Press, 1921), p. 54; Chazan, p. 24.

Jonathan Riley-Smith, “Rethinking the Crusades,” First Things (March 2000), pp. 20-23.

Details concerning the Jewish experience under crusader rule can be found in many of the works by the late Israeli scholar Joshua Prawer. For the most thorough examination see his The History of the Jews in the Latin Kingdom of Jerusalem (Oxford: Clarendon Press, 1988).

 



Viaja a Israel desde Madrid por El-AL